CONFETI, CENIZAS Y FESTEJOS
- Valerie Rodas

- 24 feb 2020
- 3 Min. de lectura
Se dice que quebrarse un cascarón en la cabeza es de buena suerte; por motivos religiosos, en mis años escolares, alrededor de estas fechas sabía que no tendría participación en las actividades de la época, las esquivaba faltando el día de clases o quedándome en el aula con los compañeros que tampoco participaban, no es que me haya afectado ya que comprendía los motivos y como siempre, aprovechaba la quietud para analizar mi entorno. Cuenta el guardián de la historia digital, don Google que los etnólogos encuentran en el carnaval elementos supervivientes de antiguas fiestas y culturas, como la fiesta de invierno, Saturnalia, las celebraciones dionisíacas griegas y romanas, Bacanales, las fiestas andinas prehispánicas y también de las culturas afroamericanas.
El Martes de Carnaval es el día último en que se puede tener una vida de diversiones, banalidades y comer y beber todo lo que plazca; se celebra antes de la cuaresma que en la religión católica da inicio con el Miércoles de Ceniza, cabe mencionar que las cenizas de este día provienen de la quema de ramos bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior, con ello una cruz de ceniza es impuesta en la frente del feligrés mientras el sacerdote sentencia: “Polvo eres y en polvo te convertirás”, posterior a esto, durante 40 días, los fieles se deben abstener de comer carne roja y ayunar, la cuaresma significa la conmemoración de la vida, pasión y muerte de Jesucristo. Y viéndolo desde una óptica cultural, es en Guatemala una tradición muy esperada y admirada por locales y extranjeros.
Volviendo al tema del carnaval, su origen puede estar en las fiestas paganas de hace miles de años. El historiador y erudito del siglo XIX Jacob Burckhardt propuso que el vocablo “carnaval” deriva de la expresión “carrus navalis”, usada en la antigüedad para designar una procesión de máscaras que culminaba con la botadura de una nave de madera decorada con ofrendas florales en honor a la diosa Isis todos los años a inicios de marzo como símbolo y apertura de la temporada de navegación. Esta celebración romana, quizás procedente de Egipto, formaba parte de las festividades de la Nave de Isis y habría quedado como resto de la Antigüedad en el carnaval moderno a pesar de las persecuciones cristianas sobre los paganos del siglo IV.
El carnaval no es considerado como celebración de tono religioso pero está asociado con los países de tradición católica, y en menor medida con los cristianos ortodoxos orientales. Se dice que a comienzos de la Edad Media la Iglesia católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar “carnem-levare”, que significa “abandonar la carne” lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la cuaresma; luego surgió otra etimología que es la que actualmente se conoce en el ámbito popular, la palabra latina “carne-vale”, que significa “adiós a la carne”.
La diversión de miles de niños en el país esta semana se centra en los cascarones llenos de confeti que ellos mismos o sus padres en casa ayudaron a preparar; al parecer los cascarones se originaron en China y fueron llevados a Europa por Marco Polo;.cuentan que en Italia se utilizaron como un ritual de cortejo, llenos de perfume y luego cubiertos con cera, así los hombres los lanzaban a las mujeres que consideraban atractivas. La costumbre viajó a España y más tarde fue llevada a México a mediados de la década de 1800 por la esposa del emperador Maximiliano y fue en México que el polvo perfumado fue reemplazado con confeti para ser utilizados en celebraciones, lo que actualmente se hace en Guatemala también. De acuerdo con la tradición chapina, los cascarones se comienzan a preparar los domingos después del día en que se celebra la fiesta de la Virgen de Candelaria, es decir el 2 de febrero.
De todo lo anterior, respecto a historia no me consta nada porque no había ni siquiera llegado a este mundo, de lo que puedo dar testimonio es de la alegría y emoción que representa para los más pequeños disfrazarse y por un día corretear lanzando cascarones desenfrenadamente sin los regaños de los adultos. ¿Y usted qué me cuenta de esta celebración?









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