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  • Foto del escritorValerie Rodas

TRADICIÓN Y REFLEXIÓN

La semana pasada, conocida en muchas partes del mundo como Semana Santa, estuve caminando por las calles del Centro Histórico de la hermosa ciudad de Guatemala, recorriendo decenas de kilómetros, disfrutando de las tradiciones y observando las creencias que aunque distan de las mías, he aprendido a respetar.


Al ser una semana propicia para la reflexión, tuve la oportunidad de conocer más de la vida de Moisés; un profeta que a través de la voz de Dios, dejó plasmadas para la humanidad las 10 leyes básicas de espiritualidad y convivencia del cristianismo.


Fue alentador descubrir lo imperfecto que era Moisés, las dudas que lo atormentaron, la culpa que sintió, su diversidad de identidades culturales, la ira, la desesperación, la búsqueda de propósito y la lucha consigo mismo por llenar las expectativas de Dios y de quienes le siguieron para ser liberados del faraón. Este hombre, tuvo una misión gigante para sus capacidades humanas, pero con convicción y entrega, Dios guió sus pasos y le permitió alcanzar el objetivo. Hay quienes aseguran que la Biblia continente solamente historias irreales, también respeto su creencia porque no es fácil creer en lo que no se ve, pero para quienes hemos sentido la ayuda de Dios en momentos difíciles, es más sencillo creer, porque hemos visto su obra.


Soy una persona manchada por el pecado, como todos, alguien que duda de sus capacidades a veces y que se cuestiona muchas cosas de la espiritualidad y religión, así que la historia de Moisés llegó oportunamente porque demuestra que no importa lo que creamos de nosotros mismos ya que Dios es capaz de utilizarnos como instrumentos de Su Propósito que es bueno, y lo único que nos pide es que creemos en Él y que reconozcamos que Su Hijo resucitó y vino a esta tierra para limpiar nuestra impureza.


Por supuesto que los lineamientos a seguir se escriben fácilmente, pero vivir en armonía con las leyes de Dios, como humanos imperfectos, es complejo, aún para quienes creen que sí lo hacen; amarnos los unos a los otros pareciera ser una de las tareas más difíciles. El ego nos traiciona y tal como le pasó al faraón, causa una ceguera y arrogancia impresionantes, prueba de ello son las armas nucleares que algunos hombres se atrevieron a crear para destruirse los unos a los otros. En algún momento de nuestra vida, nosotros también hemos utilizado armas como la palabra y el pensamiento para dañar a alguien más.


En estos días, una niña de 8 años, en México, fue brutalmente asesinada, la noticia conmovió al mundo porque su objetivo ese día era únicamente sumergirse en la diversión de la piscina de su vecina en la época veraniega. Sin embargo, en hechos que aún no se esclarecen, la niña perdió la vida, aparentemente, a manos de la propietaria de la casa y su novio. La mujer fue linchada, tras los fuertes golpes y tortura, también perdió la vida.


La diferencia entre estas dos muertes es que una fue la de una niña inocente y la otra la de una mujer aparentemente consciente de sus malos actos, pero ambas fueron asesinadas y no encuentro qué me haría a mí distinta de esta mujer que mató a una niña, si yo también disfruto matarla o ver cómo la matan. Y es esto lo difícil de seguir las leyes del cristianismo, cómo poder amar a alguien que no hace el bien, cómo ser compasivos con quienes no han tenido compasión.

Tal vez olvidamos que el premio que ganaremos o perderemos según nuestros actos y deseos, es la vida eterna y perder esto, es el castigo más grande que cualquier ser humano pueda tener por lo que la justicia a manos nuestras, no es deber que nos compete. Algo que resulta dificilísimo de comprender cuando pensamos en la sonrisa de una inocente niña que sólo quería darse un chapuzón.


Podría así, analizar diversos temas en los que queremos ser jueces, en los que olvidamos que tenemos un Padre que nos pide apoyarnos unos a otros, confiar en Su Justicia, vivir en armonía, sin egoísmo, sin esa jodida competencia de logros, bienes, conquistas, viajes y todo con lo que se nos ocurre que nuestro ego puede ser saciado. Busquemos alcanzar la paz interior, haciendo el bien con nuestro exterior.


Deseo que haya tenido un buen descanso, estimado lector, y que sea para todos palpable, la paz de Dios; que no nos dé vergüenza hablar de Él como nuestro Creador y único Salvador, que logremos todos obtener la pureza que nos permitirá llegar a la vida eterna. Que seamos como Moisés, humanos que erramos pero que estamos atentos y dispuestos a escuchar las cosas que vienen de Dios, del bien.


Y por favor, no crea usted con esta publicación que tengo yo la superioridad moral para hablarle de pureza, por el contrario, deseo un día poderla alcanzar.


Le dejo por aquí un extracto de las tradiciones de época, que por respetar las diferencias y creencias, podemos comenzar.



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