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HACIENDO RUIDO COMO UN AVIÓN

  • Foto del escritor: Valerie Rodas
    Valerie Rodas
  • 12 oct 2023
  • 2 Min. de lectura

“Vuvuzela" fue una de las palabras más utilizadas y buscadas en internet hace 13 años. Y es que aunque los culpables de la desgracia, sean más claros que el agua, hay quienes siguen culpando a unos y a otros. Si de culpables hablamos, aquí está entonces la responsable del desvelo de muchos, culpemos ahora de la crisis al que inventó la ruidosa vuvuzela.


Estaré yo desvariando tal vez pero es que si a mí, media empresa en la que trabajo me grita que renuncie durante días, por dignidad, desde el primer día ¡yo me largo! Pero bueno, esta lectura no es de política sino de historia, porque absolutamente todo tiene un origen, como la corrupción, pero como ya expliqué, de eso, no es esta publicación.


Sus sonidos se parecen al barritar de un elefante, normalmente una vuvuzela suena en la nota “si bemol”. Su nombre se deriva de la palabra “vuvu”, que en idioma zulú, el más popular de Sudáfrica, significa “hacer ruido”. Originalmente estos ruidosos instrumentos se fabricaban con estaño y en 1978, para el Mundial de Fútbol de Argentina, se popularizó en material plástico por ser más accesible para producir y comercializar. Desde 2001, la empresa, Masincedane Sport, comenzó a venderlas en Sudáfrica.

Para el Mundial de Fútbol de Sudáfrica en 2010, este artículo fue el “boom” y causó gran polémica porque aturdía a los jugadores, público y era un problema para las transmisiones por el intenso sonido, finalmente, algunas cadenas de televisión adaptaron un filtro para eliminar el ruido sin afectar a otros sonidos relevantes en la emoción del fútbol.


Sabrá usted, si es frecuente su lectura en este espacio, que algunos días de mi vida transcurren en el Barrio Gerona. El sonido de las vuvuzelas no cesa, día y noche, acercarse a la manifestación pacífica ciudadana en las afueras del Ministerio Público, es encontrarse con el ruido ensordecedor de estos delgados y curiosos emisores de sonido, tal como sucedería en un encuentro futbolístico. Por Q15 obtuve mi vuvuzela para así experimentar con su estruendosa voz.


Un estudio explicó que estas alargadas trompetas pueden ocasionar serios daños al aparato auditivo, y es que el motor de un avión en marcha genera 120 dB (decibelios), al despegar genera 130 dB y resulta que una vuvuzela ejecutada a corta distancia alcanza los 127 dB. A la sordera que esto, indiscutiblemente, puede causar, se suma, el esparcimiento de virus debido a la expulsión de saliva que se genera en cada soplido.

Parece ser que el uso de las vuvuzelas es más dañino que beneficioso.


Ojo que esto no tiene nada qué ver con estar a favor o en contra de la lucha, es sencillamente un análisis objetivo tal y como explicar que cuando llueve, sin abrigo oportuno, alguien podría enfermar o que en un país liderado por corruptos, la desnutrición de la mitad de los niños, entre muchas atrocidades más, jamás va a terminar. Esto ultimo no es política ni ideología, sino lamentablemente, una innegable realidad.



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