30 AÑOS A TRAVÉS DEL LENTE: ESBIN
- Valerie Rodas

- 12 oct 2022
- 5 Min. de lectura
Llevaba años esperando esta entrevista, sus fotografías siempre me cuentan algo y estaba segura que esa intuición para capturar momentos precisos, tenía detrás algunas experiencias de esas que duelen pero que es necesario contar. Allí estaba Esbin, compartiéndome su infancia y también su admirable trayectoria en el periodismo y fotografía en Guatemala.
Hace algunos años decidió regresar a la zona 19 para observar y recordar aquellas tardes de tortilla con crema para fingir el sustento de un tiempo de comida, recordó tardes de zapatos cansados, un par de prendas desgastadas y la presencia de su madre, que en paz descanse, la mujer a quien recuerda trabajando cada día para avanzar en la vida con el esfuerzo de vender tortillas. Fueron tiempos difíciles para “el seco” pero torna su voz firme y convencida, sin dudarlo me garantiza que fue su infancia, una de las mejores etapas de su vida porque en contraste con las carencias económicas, tuvo abundancia de sana diversión con tardes de trompos, capiruchos, barriletes, patojos por todos lados y aventuras en las fincas que hoy son conocidas como Bosques de San Nicolás, la aventura era recorrer entre árboles con la nostálgica misión de recolectar chiriviscos para iluminar las navidades de su barrio, La Florida.
Su primer trabajo fue a los 9 años de edad como ayudante de mecánico, Esbin tiene actualmente 47 años y es un reconocido periodista y fotógrafo a nivel nacional. El camino no fue sencillo pero García sabe que fue Dios quien siempre estuvo allí para darle una mano. Su paso por la Escuela Panamericana fue complejo, el ahora periodista, era testigo de violencia hacia su madre por parte de su padrastro y esto sumado a las carencias de atención y alimentación, detuvieron en varias ocasiones su avance durante la Primaria, además, “el seco” tenía que trabajar aunque en realidad le gustaba mucho estudiar.
La conversación fluía naturalmente a pesar de que Esbin suele ser de pocas palabras, pero estábamos compartiendo experiencias, reconociendo durante el intercambio de ideas, las problemáticas que aquejan a la infancia guatemalteca desde siempre, lamentablemente. Reginalda Herrera Quevedo, originaria de Santa Rosa, fue su madre, quien partió en 2009 a la vida eterna, García la menciona constantemente durante nuestra charla, percibo el respeto y admiración que el guatemalteco tuvo por ella, tal fue su gran afecto que trabajando desde muy joven, soñó con construir una casa para su madre, para quitarle las penas, las mismas penas que viven muchas madres chapinas en un país en donde la corrupción hace que lo esencial sea privilegio para unos nada más. Esbin es esa excepción a la regla, es una historia con fortuna.
A los 18 años de edad dejó la zona 19 para mudarse a Ciudad Quetzal, con esfuerzo, compró un terreno para su madre, esto lo logró trabajando en varios lugares, incluido un depósito en La Terminal de la ciudad y con contactos logró su primer trabajo en una empresa formal; el destino estaba empujándolo hacía lo que hoy es su pasión y consiguió un puesto en Diario El Gráfico, en el área de mantenimiento, allí hizo amistad con el responsable del laboratorio de revelado, aprendió la técnica quedándose algunas horas hasta el anochecer, posterior a sus tareas de limpieza. Como buen principiante, revelaba con muchos grises las fotografías, pero la práctica lo llevó a la perfección con los meses y ascendió.
Esbin es una de esas personas que uno identifica inmediatamente como “buena gente”, la calidad, profesionalismo y reconocimiento que ha tenido su trabajo, fácilmente podría alejarlo de la humildad, sin embargo, me cuenta su historia y logros con completa apertura, sin una pizca de altivez, el ejemplo de su madre formó un hombre honrado, trabajador y centrado en lo que es realmente valioso, la gratitud.
El camino lo situó como laboratorista en el periódico La República, la tecnología que sustituyó el proceso de revelado le llevó a aprender de fotografía y ser más adelante parte de El Periódico ya con un espacio como reportero. Samuel Flores fue en su vida un periodista que le enseñó el arte de capturar momentos. García me cuenta que Flores tenía dos cámaras y le decía: “Vos tomás las fotos en blanco y negro y yo tomo las de color…” Con esta oportunidad, el guatemalteco fue anotando las diferentes combinaciones de velocidad, diafragma y a percibir lo que funcionaba según el clima, las sombras, la luz del sol, la hora del día y cualquier condición que pudiera afectar al momento de disparar su cámara. Desde ese momento, supo que aquella profesión era lo que más disfrutaba hacer, trabajó en Siglo Veintiuno, Nuestro Diario y hasta la fecha lleva más de 22 años de carrera en Prensa Libre.
Ser el responsable de trasladar la información visualmente a los guatemaltecos no es siempre una tarea sencilla, hay momentos en los que su vida ha estado en peligro, también tiene que enfrentarse a la crudeza de la violencia y ser testigo con la cámara al cuello, del dolor de las familias que pierden a sus seres queridos. Fotografiando el país se forma una óptica muy completa de la realidad que vivimos. Esbin recuerda un momento en el que sintió miedo, fue en 1997, a principios de febrero cuando la Policía Militar Ambulante -PMA- fue acorralada por tropas de la Guardia de Honor y tanquetas de la Base MIlitar Mariscal Zabala; fusiles, armas de varios calibres, la tensión al máximo y un intercambio de disparos hicieron a García y su cámara temblar; afortunadamente salió ileso de aquel suceso y es hoy solamente un recuerdo inmortalizado en fotografías. Ese mismo año fue reconocido como Mejor Fotógrafo por UNICEF, en 2004 recibió reconocimiento por la APG como Primer Lugar en Fotografía, luego de congelar en su lente un motín en Pavón; en Prensa Libre ha sido galardonado como Fotógrafo del Año en cuatro ocasiones, 2006, 2011, 2018 y 2019; en 2021 fue reconocido por la Hemeroteca Nacional y el Seminario de Cultura Mexicana en el Día del Periodista 2021 en la rama de Periodismo Gráfico.
Esbin nació un 20 de febrero de 1975, tiene dos hijos de 17 y 12 años, se casó cuando tenía 27 años de edad, coincidimos en el entusiasmo de la carne asada acompañada de frijoles, queso, crema y las tortillas bien tostadas, el pollo frito también lo disfruta; musicaliza su vida con éxitos ochenteros en inglés y se conmueve al escuchar “Hola viejo, dime cómo estás, los años pasan, no hemos vuelto a hablar y no quiero que te pienses que me he olvidado de ti…” de Enrique Iglesias. Su ADN es la fotografía y guarda las dos primeras cámaras que recorrieron con él un largo camino hacia el éxito, ambas son análogas, una Canon AE1 y una Nikon.
Esbin García o “Guachi” como le llaman sus amigos, representa una historia de lucha constante, valores, humildad y fe en Dios, factores que se sumaron a su destino de ser un excelente periodista y fotógrafo que nos permite trasladarnos a los hechos y realidades, congelando sucesos para la historia.
Qué gusto ha sido conversar, qué gusto es poder contar un poco de su viea así como él ha contado miles de historias a través de su lente, por más de 30 años.
Esbin, es usted, un ilustre guatemalteco. 🇬🇹🙌🏼
Fotos: @esbingarciapl (Instagram)

























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