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NIVEA, LA DE SIEMPRE Y UNOS DATOS MÁS

  • Foto del escritor: Valerie Rodas
    Valerie Rodas
  • 18 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

Un puntito en la frente, uno en la nariz, otro en cada mejilla y un último puntito en la barbilla como si fuese un payasito. Eso me decía mi mamá para hacer más entretenida la hora de aplicarme crema en la cara, sucede  que he sido siempre enemiga de ponerme suéter y de untarme cualquier cosa en la piel. Rebeldías que con el paso de los años van cambiando porque la experiencia pone todo en su lugar. La crema de toda la vida, la que utilizan millones de habitantes en 200 países incluyendo la tierra del Quetzal, ha sido desde hace más de 100 años, la Nivea azul. Principalmente la de la lata metálica, ese recipiente tambien empleado, posterior a almacenar la crema, en el refugio de las agujas, los primeros dientes y quién sabe qué cosas más.


Hoy finalmente cedí a comprar mi primera crema facial por voluntad propia porque el sector en el que resido es frío y la resequedad hizo de las suyas en mi piel. Por supuesto que al sentir la espesa textura y su leve pero peculiar aroma, regresé a cuando la vida no era más que regar en mi rostro aquellos puntitos de crema para luego continuar con mis quehaceres infantiles. No necesité pensar mucho respecto a qué crema adquirir ni tampoco fui arrastrada por la publicidad sino solamente pensé en la experiencia de tantas generaciones respecto a las bondades de la “blanca nieve”. Sucede que su nombre, NIVEA, une dos palabras de origen latino ‘nix’ y ‘nivis’, que significan ‘blanca nieve’.

No es casualidad que encante a tantos, la combinación perfecta de su sutil aroma es una composición de bergamota, naranja, lavanda, rosa, lila y lirios.


La Nivea original llegó a la historia en 1911 y comenzó a comercializarse en una lata color amarrillo con inspiración del Art Nouveau. Fue en 1925 que se cambió a la clásica y sencilla latita azul, la que casi todos conocemos. La revista Elle publicó hace unos años que cada día se prensan alrededor de 500,000 latas azules y que se producen 50 toneladas de crema, es decir, 125 millones de latitas al año, rellenadas con 12,500 toneladas de la bondadosa y mágica invención.


Este producto es tan épico que entró en órbita en 1983 a bordo del transbordador espacial. Y en el mercado oriental, es la crema  que lidera el mercado cosmético para hombres y mujeres. España consume mayormente el bote de 200 ml., México prefiere el de 500 ml. e Indonesia prefiere la icónica lata de 10 ml. ¿Cuál preferirá el consumidor guatemalteco?

El responsable de su existencia fue el Dr. Oscar Troplowitz, un joven farmacéutico de 27 años que descubrió en Alemania, junto a otros dermatólogos, la unión de agua y aceite como una emulsión estable. Originalmente, sería un producto médico pero se percataron de su potencial cosmético, una base perfecta de crema para la piel y fue su color blanco lo que inspiró su nombre relacionado con la nieve. Hasta la fecha, la crema Nivea no tiene conservantes y posee ingredientes de gran poder hidratante como el pantenol, el eucerit, la glicerina. entre otros. A esta mezcla se le atribuyen beneficios antiarrugas, bondades con la piel para situaciones de resequedad, quemaduras y hasta para las esterillas durante el embarazo. Es una crema recomendada para el rostro, el cuerpo, áreas como codos, rodillas, talones, manos y pies y no menos relevante, es apta para toda la familia.


La inigualable y famosa fórmula de la «Nivea Creme» parece ser invencible y también útil para todo. En mi caso, ya sentí cómo mi rostro se relajó y que la vida cada día me acerca más a todo lo que de niña, consideraba completamente innecesario y como aburridas rutinas de adultos. ¡Bendita madurez!



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