CRISTIAN, DON OTTO Y LOS ZAPATOS DE “LA LIMONADA” 👟
- Valerie Rodas

- 6 ene 2021
- 5 Min. de lectura
Hace unos días una amiga me mostró un par de tenis que me encantaron, me contó brevemente la historia detrás y no pude quedarme sin saber más al respecto, contacté entonces a Cristian y así comenzó un relato lleno de derrotas, inspiración y sobre todo, esperanza. Hace 12 años, en febrero, Cristian Alonzo de 18 años en ese momento, fue herido por una bala durante un asalto en la camioneta en la que viajaba, el mismo transporte que utilizaba desde niño para llegar y salir de “La Limonada”, en el que se detenía a ver los posters de caricaturas y frases llenas de colores que hoy le permiten dibujar y pintar empíricamente, aquellos mismos buses donde conoció el género musical del reggaeton, que ahora escucha pero en versión cristiana; fue allí, en una camioneta en donde, víctima de la delincuencia, perdió la habilidad de caminar.
Aquella pesadilla apenas comenzaba con el impacto de bala, la tragedia aconteció durante los siguientes 23 días mientras estuvo internado en un hospital público que pareció más un infierno, donde el personal de enfermería y médico hizo lo menos posible por él. Olvidado en un rincón, con semanas sin un baño, cambio de ropa o algún medicamento para calmar el dolor, sólo lo acompañaba el tanque de oxígeno que lo mantenía con vida y 12 dolorosas llagas que se formaron en su cuerpo, tenía prohibidas las visitas, en palabras del amable y entusiasta Cristian “olía a rata muerta”. Alonzo no pertenecía a pandillas pero tenía tatuajes porque él era tatuador y aquello bastó para ser tratado como eso, como “una rata” en el sistema hospitalario.
Como todo niño que ha tenido amigos “de la cuadra”, Cristian también los tuvo, la diferencia es que la colonia en la que él reside es un barrio al que no llega el servicio a domicilio, ni es transitada por vehículos, es de las que salen constantemente en las noticias y que fácilmente fue incluida en una estadística como “zona roja” no para recuperarla sino para “no acercarse”; habitada en su mayoría por integrantes de la Mara XVIII y MS está situada en un barranco que ocupa parte de las zonas 1 y 5 de la ciudad; según datos del censo del año 2002 estaba habitada por más de 60,000 guatemaltecos en ese momento, ¿cómo podemos marginar a tantas personas?.
La Limonada se inauguró el 14 de agosto de 1958; En la zona 1 se encuentran, La Barranquilla, Lo de Reyes, 5 de Octubre y El Administrador y en la zona 5 los sectores 15 de agosto, Lourdes 1, Lourdes 2, El Esfuerzo, La Fuente y El Limoncito. La Limonada es atravesada por un río de aguas negras; no es secreto que en este entorno se desarrollan variedad de situaciones ilícitas como también crecen niños, se forman jóvenes y viven adultos que buscan llevar el pan diario a su casa de la forma en la que aprendieron, algunos honradamente y otros a través de la delincuencia. Allí creció Cristian y sus hermanos, él es el mayor; luego del accidente al llegar a su pequeña casa de lámina, continuó el sufrimiento con fuertes dolores, la idea de perder la habilidad de caminar, complicaciones de salud, pobreza y una profunda depresión. “Me quería tatuar la cara, porque si salía así, alguien de alguna pandilla, iba a matarme y eso quería, morirme...” me relata Alonzo, así pasaron 8 meses hasta que la vida le daba un color esperanzador.
Don Otto, su padre, creyente de Dios y zapatero toda su vida, le dijo que debían vivir una vida con propósito para ayudarse a ellos mismos y a su entorno principalmente; comenzó así un proyecto que me recorre con escalofríos de inspiración, hacer zapatos para emplear expandilleros, dar alimento a niños y niñas que esperan ver a sus padres fuera de las rejas algún día y por supuesto, crear una fuente de ingresos para subsistir. Los primeros zapatos los vendía en la Terminal, todo esto alrededor del año 2014, el pequeño taller de calzado era fuente de trabajo, alimentación y esperanza para decenas de vecinos. Cristian logró contactar a una Fundación llamada Vidas PLenas, que jugó un papel esencial en la creación y mantenimiento de “Calzado La Limonada” brindándoles maquinaria, clientes en el extranjero, locales y la posibilidad de ampliar un sueño, construir un taller más grande, ahora en un espacio de tres niveles dentro de la colonia.
“Pongamos huevitos en todos lados mijo uno tiene que reventar…” es el lema de don Otto y con ello durante años se dedicaron a alegrar el sector durante las fiestas de fin de año, comprando piñatas contratando payasos y habilitando el comedor para dar a niños con padres presos o muertos, un desayuno y almuerzo. Cristian me cuenta que trabajar con expandilleros es mostrarles que tienen una segunda oportunidad, ellos ya saben que “en donde Don Otto” no pueden haber riñas aunque sean de pandillas contrarias porque allí no es para meterse a problemas sino para salir adelante. Alonzo les dice “"Miren ustedes,Dios ya los perdonó, Él no se acuerda más de sus pecados…” aunque muy realista también les aclara que hay gente que no perdona y por ello puede existir la posibilidad de morir por una bala en revancha, consecuencia de sus acciones pasadas, sin embargo me asegura que ya con Dios como comandante enfrentar la muerte es más sencillo para ellos, conscientes del perdón que ya han obtenido.
Cristian está por culminar estudios por madurez, quiere estudiar posteriormente Teología o Ingeniería en Sistemas, él mismo armó una computadora para producir videos para su canal de dibujo en Youtube donde busca mostrar que es posible hacer bonitos dibujos con crayones y materiales baratos. Esto comenzó hace poco tiempo ya que la venta de zapatos bajó considerablemente desde unos meses antes de la pandemia, Don Otto enfermó recientemente y aunque ya está recuperándose, ha sido un reto cubrir gastos cotidianos y médicos para ambos. Por ello también tuvieron que cerrar el comedor y dar fin a las actividades recreativas de fin de año.
Padre e hijo, dan de vez en cuando charlas motivacionales en universidades privadas del país, tratando de cambiar percepciones, prioridades y actitudes y claro, vender zapatos, mochilas, carteras, billeteras, llaveros, lapiceros, o lo que se les ocurra producir y diseñar juntos, desde cero, en equipo, como una familia que está cambiando su entorno con esfuerzo e interés genuino de hacer el bien.
“Que Dios me la bendiga mucho seño…” me dice Cristian en repetidas ocasiones, lo valoro y admiro por la constante lucha para sobrevivir en un país que no da las mismas oportunidades a todos. Hay varias cosas que nosotros podemos hacer para contribuir, yo ya compré un par de tenis, y ahora escribo esto para viralizar su historia y que los pedidos de calzado incrementen nuevamente, objetivamente les aseguro que son cómodos, con bonito estilo, materiales guatemaltecos y con todo el corazón que unas manos pueden tener para confeccionar. Apoyemos a “Calzado La Limonada” comprando zapatos, compartiendo la historia y siguiendo su página en esta red. A Cristian, también ayudemoslo a hacer crecer su canal de Youtube, suscribiéndonos.
Disculpe usted, querido lector, haberme extendido en líneas pero es difícil acortar una historia tan grande en inspiración.
Página Calzado Limonada: https://www.facebook.com/Shoeslimonada/
Página Cristian: https://www.facebook.com/Dibujemos-con-Alonzo-100552598546009

















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