¿QUÉ HACEN LOS ADULTOS EL DÍA DEL NIÑO?
- Valerie Rodas

- 1 oct
- 2 Min. de lectura
Cada 1 de octubre Guatemala celebra el Día del Niño, una fecha establecida oficialmente en 1997 para visibilizar, proteger y festejar a la niñez.
Sin embargo, detrás de la alegría y los juegos, los datos nos recuerdan la dura realidad que enfrentan miles de niños en el país.
En el primer trimestre de 2024, la PGN rescató a 588 niños vulnerados.
Cerca del 47 % de los menores de 5 años sufre desnutrición crónica, y alrededor de 5,000 niños viven en hogares residenciales, a pesar de que el 94 % aún tiene familia, y cabe mencionar que el 33 % fue institucionalizado por pobreza.
Entre 2018 y 2024, 14,696 niñas menores de 14 años dieron a luz, la mayoría como consecuencia de violencia sexual.
Y la tragedia del Hogar Seguro Virgen de la Asunción en 2017, donde murieron 41 niñas, sigue siendo un símbolo de la vulneración infantil en Guatemala. Actualmente, el país impulsa el programa de familias de acogimiento temporal o sustitutas de la Secretaría de Bienestar Social. Para cientos de niños, existen solamente entre 80 y 105 familias acreditadas, y la mayoría ya cuida de un menor, muchas familias están en el área metropolitana y es en el interior donde también hay una gran necesidad. Las familias de acogimiento buscan evitar la institucionalización y ofrecer a los menores un espacio digno, seguro y lleno de afecto mientras se solventa su estatus legal ya sea para reintegrarse a su familia biológica o ser trasladados al Consejo Nacional de Adopciones para tener una nueva vida.
Para los creyentes en Jesús, las palabras de Mateo 18 cobran vida: al colocar a un niño en medio de sus discípulos, Jesús enseñó que la verdadera grandeza está en la humildad y confianza, y que recibir a un niño es recibirlo a Él mismo. Parece entonces un deber cristiano importante hacernos cargo de los pequeños.
Y para quienes no creen en Dios, la empatía, la razón y la moral son suficientes para cumplir el mismo deber: proteger a la infancia.
El Día del Niño es un día para celebrar en casa, en la escuela y en la comunidad; pero, sobre todo, para que los adultos renovemos nuestro compromiso con el bienestar y los derechos de todos los niños, no solo de los que tenemos cerca, sino también de aquellos que más lo necesitan.








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