CRÓNICA DE UNA LICENCIA 🚘
- Valerie Rodas

- 4 jul 2020
- 2 Min. de lectura
El mediodía es cálido, el sol traspasa cualquier paciencia y se refleja en los ceños fruncidos de quienes esperan su turno. Para el correcto manejo de la pandemia, la empresa emisora de licencias de conducir ha establecido la modalidad de citas para acudir al respectivo trámite.
El primer reto es conseguir un espacio para estacionarse, resultará sencillo si se está dispuesto a dejarse guiar por los comerciantes de las afueras ya que ellos son quienes supervisan el sector y por Q10 pueden habilitar un espacio, lo ideal es recibirlo de “cortesía” al hacerse el examen de la vista en las ópticas aledañas de las que ellos son comisionistas. El ambiente es de complicidad entre los hombres y mujeres que ya conocen “de pe a pa” el proceso en las oficinas de Maycom aunque únicamente trabajen en las afueras.
El sistema de citas pareciera aumentar en vez de disminuir la aglomeración, alrededor de 40 personas hacen una fila en la calle, algunos respetando el distanciamiento, la cola avanza como un gusano lento, bordea la calle principal para llegar a un callejón que bien podría ser escenario de una película de la mafia, estrecho, con paredes altas que protegen la visibilidad y gradas que conducen a la calzada principal; hay líneas amarillas en el suelo para respetar el distanciamiento, no es nadie de Maycom quien lo regula sino los mismos comerciantes quienes establecen el orden y van indicando quién puede o no avanzar a la siguiente sección de la fila para ingresar finalmente a completar el trámite. Son ellos también quienes se encargan de revisar la papelería y validarla, preguntando por el boleto de ornato, DPI y por supuesto que si algo hace falta, ellos lo consiguen; desde un clip, una copia, una grapa y los indispensables certificados de la vista que oscilan entre los Q50, “Autorizados por el Departamento de Tránsito” dicen los rótulos en las ópticas alrededor, aunque adentro algunos ni siquiera serán evaluados ya que basta con un par de preguntas para emitir el certificado de una “excelente” visión.
La espera en las filas es de dos horas aproximadamente, algunos remueven sus mascarillas del rostro para conversar a gusto. 35 personas esperando en un callejón y otras 40 en la otra parte de la calle, cada dos horas aproximadamente, definitivamente no parecen ser las mejores conducciones de higiene en tiempos de pandemia pero la necesidad de conducir legalmente obliga a decenas de guatemaltecos a exponerse y con una “cita” todo pareciera ser más organizado.
Al ingresar finalmente a Maycom el trámite es rápido, cuestión de minutos; hay distanciamiento, las mejores medidas de higiene, trabajadores con caretas, mascarillas, guantes, no hay asientos y los mostradores se limpian constantemente, el policía vigila que se respete el orden y regresa al final de la fila a alguien que quiso pasarse de listo para adelantarse.
Al salir, ya hay alguien ofreciendo a la venta plástico protector para la licencia y aquellos comerciantes que administrando el sector siguen dando asesoría a quienes llegan, acomodando las filas, completando papelería, y habilitando parqueos. El sol sigue ahí observando la supervivencia y negligencia del ser humano.








Comentarios