ISAAC, “EL POLI”
- Valerie Rodas

- 12 jul 2021
- 3 Min. de lectura
“No, allá en oriente no es así seño, allá es tranquilo y se castiga a quien anda en malos pasos…” respondió a mi pregunta respecto a la situación de violencia en el departamento en el que nació, me contestó orgulloso y nostálgico por “su pueblo”, el cual puede visitar únicamente en fechas especiales, las de “descanso largo”, me sonríe tímidamente dejando a la vista uno de sus dientes que está cubierto con oro.
Su uniforme es similar al de la PNC, en color negro, “Isaac”, nombre ficticio, está acostumbrado a que le llamen “el poli”, trabaja como guardia de seguridad para una empresa privada. Sostiene entre sus manos, una cubeta llena de agua que recolectó al final de la calle dentro de un nuevo proyecto de casas, él es responsable de brindar seguridad, el espacio está ubicado en un municipio del país lejano a su vivienda. Por estar aún en construcción, su centro de vigilancia, en lo alto del lugar, no cuenta con agua ni luz. Tampoco tiene un espacio para dormir, no es necesario porque dormir está prohibido durante 2 días.
Me contó que trabaja turnos de 48X72 horas, esto implica pasar despierto más de lo humanamente posible, pero es el trabajo que encontró en la ciudad hace décadas para superarse y dar sustento a su familia, en el interior del país, las oportunidades son escasas. Isaac, de unos 45 años de eda aproximadamente, reside en una zona roja de la ciudad, muy distinta al proyecto en construcción que vigila; me explica que donde vive es peligroso para quienes llegan a recorrer las calles sin previo aviso a “las autoridades” y entiéndase como autoridad el crimen organizado, “…fíjese seño que una vez llegaron dos patojas en carro pero porque se confundieron, ellas no iban para allá, las mataron…” mientras supero en mi imaginación aquella escena de la que puedo ser protagonista, él me relata el hecho como si aquello fuera conversar respecto a algo muy común, una lamentable realidad, espeluznante y a la que nos acostumbramos en Guatemala.
“…Fíjese que cuando era la pandemia nos venían a dejar en transporte privado desde la central, así si salía mejor porque ahora son Q25 de venida y otros de regreso, más los Q25 del almuerzo que ese lo trae una señora de por aquí a mi y los albañiles…” Isaac me compartió que cada mes recibe el salario mínimo, Q3075.10, un promedio de Q100 al día. De vivienda, me transmite emocionado, que paga un apartamento barato en el sector antes mencionado, “…yo hubiera querido vivir en el centro Seño pero es muy caro ahí…” el lugar que habita actualmente cuenta con dos ambientes para él y su familia, la renta es de Q500 al mes. Esto implica que descontando su transporte y almuerzos, Isaac vive con aproximadamente Q1000 mensuales “libres” para la alimentación de su esposa e hijos, unos Q33 diarios; aún con tan reducido presupuesto, el agente de seguridad me explica que está ahorrando para comprar una motocicleta porque el crédito “…diosguarde señito, de ahí se atrasa uno un mes y lo andan va de llamar a uno y los intereses pa’ arriba…” mientras coversamos observa constantemente su alrededor.
Para no dormir durante sus turnos se entretiene con su celular, recarga la batería del dispositivo en un lugar cercano en donde hay una planta de energía para la construcción; continuamos conversando de todo un poco y de pronto un camión se asomó para hacer ingreso a la garita, él, muy responsable, se despidió inmediatamente y retomó su puesto de trabajo, y se quedó all, vigilando, esforzándose por obtener un salario digno para sobrevivir, como muchos, como pocos.
A los guatemaltecos que dedican su vida a trabajar en seguridad les envío un especial saludo y agradecimiento por su trabajo, una responsabilidad grande de proteger a costa de grandes esfuerzos físicos y económicos. y usted, estimado lector, tenga siempre presente que la empatía, nada cuesta y colorea los días.








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