MONÓLOGO DE LA MUERTE, CON TODO Y PRECIOS 💰⚰️
- Valerie Rodas

- 8 ago 2019
- 5 Min. de lectura
En la mayoría de inhumaciones que he presenciado, llueve. “Fíjese que se tomó una sopita y un sándwich, ya comió, está más tranquila” le dijo a la señora de al lado. Sentados todos en sillas plásticas sobre la alfombra verde, bajo el toldo que cubre de las inclemencias del clima y en donde se esperan las palabras finales. Los funerales siempre tristes, llenos de chismes y chistes, un pan con queso o jamón que se acompaña con la broma que sugiere que es “jamón del difunto” y la sopita de fideos, la bebida natural y todas las amenidades para los vivos que acompañan al ausente; desde 1998 hasta 2003 puedo recordar el fallecimiento de al menos seis familiares cercanos, mi papá fue el último y en cada suceso se repitió la misma dinámica anteriormente descrita; la diferencia fue que en el de mi papá, en la fase del entierro cuando estaba a pocos minutos el último adiós, junto a mi familia, éramos los de hasta adelante, los que sufrimos más ese adiós sin comprender que sería el tiempo consuelo para el dolor y también el que nos haría sentir su ausencia año con año dejando solamente recuerdos en nuestros corazones. Así es la vida. Se preguntarán ¿Valerie, por qué escribes esto? el fin de semana acompañé un entierro y comprendí lo siguiente: no tengo en dónde caer muerta; y es que de los servicios fúnebres que recuerdo, eran los adultos quienes estaban a cargo, ahora la adulta soy yo. Tanto panito no es gratis.
Entre los sollozos de los más afectados, pensaba: “¿y cuando me toque a mi?” imaginé entonces a quiénes asistirán, pensé si me gustaría que vistan negro o colores, ¿los podría ver o en dónde estaría mi conciencia? mi cuerpo estará en una caja, y la caja ¿de qué color? una bonita alusiva a Guatemala tal vez, pero para eso hay que hacer méritos me respondí; me pregunté también qué haría si alguien se ofreciera a revelar la fecha de mi muerte, concluí que no aceptaría saberlo porque entonces vivir perdería sentido, en mi monólogo dije que es la incertidumbre la que nos motiva a seguir descubriendo cada día. Producto de aquellas dudas existenciales, me di a la tarea de investigar, ya sabía que morir tiene un costo pero no sabía exactamente cuál. Lo podría adornar pero hablemos claro, todos vamos a morir, aunque para ser sincera a mi aún me parece que la muerte les va a pasar a todos menos a mi y mis seres queridos, qué locura.
Llamé a una funeraria sencilla del centro de la ciudad porque invertir en algo de lujo que no veré me parece absurdo cuando hay tanto gasto de qué ocuparse en beneficio de una vida digna; “buenas tardes necesito información de servicio funerario” la voz al otro lado contestó “¿es para una emergencia o es por prevención?” se me erizó la piel y dije “prevención, por favor”, transfirió mi llamada a una voz femenina muy servicial y entusiasta de la vida pero con suficiente tacto para negociar respecto a la muerte; para mi sorpresa había una promoción por Q10,000 que incluye 200 panes para que a los vivos no les truene la tripa y puedan hacer la típica broma antes mencionada para no perder la costumbre, café para que no se queden dormidos, al menos nadie estará tan dormido como yo, incluye bebidas naturales y la caja mortuoria de la oferta es de pino y ovalada, si quiero una cuadrada con finos acabados puedo optar a ello por Q2,500 más para evitar los chismes de mi situación económica, entendí que lo cuadrado era de más clase y pensé “te van a criticar por todo, tú compra la caja ovalada”.
La voz femenina continuó con la labor de venta, y sacó el mayor beneficio, me dijo como queriendo sorprenderme que no me tenía que preocupar de nada porque la funeraria, después de las 12 horas del servicio donde ya algunos se pusieron al día de sus vidas y contaron chistes que ojalá sean suficientemente buenos para sacarme la sonrisa, otros se arrepintieron de dejarme en visto en whatsapp el día anterior y unos cuantos lloraron con el corazón, harían el traslado de mi cuerpo sin costo adicional hacia el histórico Cementerio General, con nicho y papeleo incluido, claro en donde haya espacio y tomando en cuenta que cada 3 o 4 años algún familiar deberá pagar Q300 aproximadamente para evitar una exhumación y que mis restos finalicen el proceso de convertirse en polvo durante un siglo en una fosa común por falta de pago, guardada en una bolsa negra con mi nombre escrito en un pedazo de masking tape, esos detalles los averigüé yo, el equipo de la funeraria omite esta información por respeto al tema, imagino.
Me parece sensato el precio, la voz solicita mis datos para enviarme información y concretar la venta, pregunté entonces de gastos extras y hay algo importante que la la fémina me advierte “...fíjese que ahora se pide que embalsamen el cuerpo siempre, esos son Q2,000 más… pero hay un combo de Q12,500 que ya incluye el embalsamamiento y la caja cuadrada fina, y lo paga en cuotas de hasta 50 meses...” pienso “qué bueno que lo menciona ahora porque el día de la utilización de mi combo no me podría avisar del cargo extra del embalsamamiento...”, embalsamar significa preparar el cuerpo con sustancias químicas para evitar a corto plazo la putrefacción, los gastos incluyen maquillaje también para evitar la palidez. La voz continúa su labor y me informa que trasladan también a cementerios privados; me recomienda uno económico de 6 espacios a Q36,000; buscando en internet encontré que hay cementerios de hasta Q250,000 en en zona 14 y es que queridos lectores hasta en la muerte hay clases sociales aunque con los meses no quedará rastro del distintivo de las marcas de ropa y todos seremos solamente huesos.
No me pareció descabellado el precio del combo, tomando en cuenta que en otras funerarias, como en zona 9 por ejemplo, los servicios ascienden a Q40,000 los más baratos y llegan hasta Q80,000 dependiendo de las amenidades para el difunto y los acompañantes. Gastos extras como una lápida que diga “Aquí yace el blog de Valerie” tiene un costo dependiendo del tamaño, detalles y calidad desde Q500 en adelante. ¡Uff! con tanto gasto me doy cuenta que es más barato nacer, eso descontando el gasto que hará quien me llegue a dejar flores de vez en cuando.
El sepelio terminó y con ello cayó también el sol, me pareció algo hermoso, es cierto eso de que cada día es una oportunidad y que damos por sentado que tenemos tiempo, en el cementerio había un silencio que realmente daba la impresión de que todos descansaban en paz, el sonido de los pájaros acompañaba el desconsuelo de quienes recién despedían a su ser querido que había vivido 101 años, cuánta fortuna vivir un siglo. Y bueno parece que no solamente hay que esforzarse para vivir sino también hay que invertir en morir.
Si usted ya tiene un espacio enhorabuena y si aún no ha pensado en ello espero que este relato le de una perspectiva del costo de decir el último adiós, nada trágico, solamente el curso de la vida. Y no, no me ha terminado de convencer el combo, aún no lo compro. En Guatemala mueren más de 40,000 personas al año, así que si buscaba un negocio para invertir, tal vez no es descabellado involucrarse en el borde con el otro mundo. 👻
Foto: Valerie









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