SER NIÑO
- Valerie Rodas

- 1 oct 2018
- 2 Min. de lectura
¡Al colegio pues! A levantarse temprano, una cucharada de “Emulsión de Scott” de naranja y una pastilla de los “Chocks de los Picapiedra”, para la refacción en el esperado recreo un “panito” con frijoles, jamón, queso crema o mantequilla, un “chocolate popeye” de barrita o una nucita, una barra de “chicloso de los animaniacs” o unas “chocobolas”. Por Q0.30 dos “nachos o palitos” y de tomar un pachoncito lleno de limonada de la casa. El timbre anunció la salida, a caminar bajo el sol, hora de almorzar y una pequeña siesta; más tarde a abrir la mochila y despegar el plástico de cada libro y cuaderno, abrir el estuche, el “Mongol 2” listo y a hacer la tarea para aprender a leer y escribir con el libro “Victoria”. Más tarde a encender la TV para ver las aventuras de “Rico McPato”, “Tom y Jerry”, las travesuras de “Bugs Bunny” y el montón de “Yunques marca Acme” de los que se salvó el “Correcaminos”.
Casi es hora de dormir, a tomar “Nestum” de chocolate y comienzan los programas de adultos, las telenovelas con escenas “comprometedoras” bajo las sábanas y las emergencias de “Rescate 911”, buen momento para calmar las ansias de que llegue el fin de semana para ver la película de “Matilda” ir a pasear a “Peri”, subir a los juegos electromecánicos del “Carrousel” y luego dar una vuelta, los adultos a CEMACO y los pequeños al paraíso de Juguetón para comprar al menos un “bombón de los duros y fríos” a la salida; una oración y a “soñar con los angelitos”.
Amaneció, muchos años después, conscientes de nuestras decisiones, arrepentidos de algunas y orgullosos de otras, llenos de recuerdos de infancia, de cuando nos decían los “guiros” o “chirices”, nos queda la nostalgia de recordar a los abuelos y el agradecimiento por aquellos regaños de nuestros padres; ahora por nuestra cuenta salimos con suéter a la calle.
Como lo viví se los cuento... ahora cuéntenme ustedes y ¡feliz día del niño!
Foto: Valerie Rodas









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