VER, OIR Y CALLAR
- Valerie Rodas

- 19 may 2019
- 2 Min. de lectura
“Aquí pasa de todo pero si uno sabe callar es un lugar seguro...” platiqué con varias vendedoras de flores que se colocan desde hace más de tres décadas frente al Cementerio General de la ciudad de Guatemala; algunas llevan pocos años, otras han seguido con el oficio de generación en generación, de los muertos no tienen miedo son los vivos de los que hay que cuidarse pero sabiendo ser “prudentes” sin contar todo lo que han visto no se preocupan por su seguridad, y no es para menos ya que el sector es escenario de crímenes y gritos que quedan en el olvido. De la venta de flores me cuentan sonrientes que desde muy temprano se colocan en las afueras del Cementerio, los sábados y domingos se retiran hasta la noche, la mayoría de ventas no se genera de quienes visitan a sus muertos sino de quienes quieren llevar algún detalle a quienes aún viven, eso es alentador ya que en vida la muestras de cariño tienen más valor. Las flores deben protegerse de la lluvia para su conservación, pueden durar hasta 15 días vivas para la venta, usualmente las guardan en locales aledaños por las noches.
El Cementerio General existe desde 1880, y guarda los restos mortales de miles de guatemaltecos, entre ellos muchos nombres históricos, Justo Rufino Barrios, Jorge Ubico, José Milla y Vidaurre, Jacobo Árbenz Guzmán, Oliverio Castañeda de León, María Garcia Granados y Saborío, José Ydígoras Fuentes, entre otros. Una de las vendedoras me cuenta que en una ocasión por la noche una criatura indescriptible le llamó desde un árbol y con la piel erizada me asegura que ha sido la única vez que tuvo miedo pero me recalca que son los vivos los que hacen daño, quién sabe cuánta maldad han visto estas mujeres a través de los años. A Q15 la docena de claveles, variedad hay mucha así que vale la pena pasar a comprar un detalle con fresca fragancia para agradar a esa persona especial. ¡Un saludo a las floristas del Cementerio General! 💐🇬🇹
Foto: Valerie









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