PAYASO

“Yo no hago esto por dinero sino por hambre...” así comenzó la rutina este “payaso urbano”, le acompañaban tres jóvenes malabaristas.

Marcó en la banqueta un círculo con agua, colocó varios “hula-hoops” y un monociclo al centro, posó para que le tomara una foto y dió inicio al entretenimiento, llamó a los transeúntes y varios curiosos se acercaron y al ver que una colaboración para ver el show era necesaria se retiraron, quedamos los curiosos dispuestos a pagar para ver hasta dónde llegaría el ingenio de estos jóvenes que buscan ganarse la vida “informalmente”, el payaso pedía aplausos, pocos lo hacían, y quienes aplaudían, mostraban un poco de temor por hacerlo, las risas eran tímidas, al intentar hacer participar al público, las voces de los participantes eran tenues; algunos sacabamos nuestro celular con la intención de digitalizar el momento sabiendo que corríamos el riesgo de que alguien pasara despojándonos de nuestros móviles; unos extranjeros, de Inglaterra y Escocia respectivamente se acercaron al show, el payaso interactuó con ellos en “espanglish” pero la barrera de idioma les causó incertidumbre y se retiraron; los jóvenes artistas completaron sus malabares y recibieron algunas monedas a cambio.

De esta presentación me llevé algo más que el entretenimiento, me quedé con la impresión de que los guatemaltecos aprendimos a ser desconfiados, vivimos con miedo, con temor a disfrutar la libertad que supongo ha sido opacada por la violencia física y psicológica causada por la delincuencia en las calles y en el gobierno a lo largo de nuestra historia, tengo optimismo y deseo que Guatemala se convierta en un país libre, que los guatemaltecos logremos superar la terrible internalización del miedo.

Foto: Valerie Rodas